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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Reseña Invierno en París, Imogen Robertson

Título: Invierno en París
Autor: Imogen Robertson
Traducción: Paloma Tejada Caller
ISBN: 978-84-206-9068-1
Editorial: Alianza Editorial
Género: Narrativa
Páginas: 476
Precio: 18,00 €
París, en el duro invierno de 1910. Maud Heighton sueña con ser pintora. Estudia en la selecta Academia Lafond, pero mientras que los que la rodean disfrutan de los placeres de la Belle Époque, Maud ve cómo su situación económica se deteriora, el patrimonio heredado no le llega para pagar las clases y poder sobrevivir. Consigue un trabajo bien remunerado: acompañar e iniciar en la pintura a Sylvie Morel una inglesa de situación acomodada que vive con su hermano Christian. Aunque descubre algunos de sus secretos inconfesables, la vida parece que empieza a sonreírle a Maud: mientras se va adentrando en el selecto y deslumbrante mundo de los Morel, el dinero que le pagan le permite vivir y seguir con sus clases de pintura. . "Invierno en París" es una novela histórica, de aventuras, de intriga, negra..., rocambolesca. Una novela de mentiras y traiciones, enigmática y elegantemente evocadora, que recrea de manera sin igual aquel París de fin de época, con sus luces y sombras, en el que el arte y la bohemia convivían entre la decadente aristocracia de media Europa y ambiciosos sin escrúpulos, maestros de la apariencia, que no dudaban en recurrir a las mayores vilezas para mantener su estatus.

Reseña

En el otoño de 1909 Maud Heighton asiste a la academia de pintura para señoritas Lafond. Es inglesa y recibe una modesta renta con la que se va bandeando en París. Es introvertida, tímida y con una educación rígida, típicamente inglesa. Está dispuesta a vivir su sueño parisino de ser pintora, como tantos. A esta academia también asiste una princesa rusa, Tanya Koltsova, que siente simpatía casi de inmediato por Maud. Otra de las que asiste es Yvette, una de las modelos de la escuela, también hace buenas migas con Maud y las tres acaban formando un grupo que enfrentará grandes dificultades gracias a la fuerza que consiguen las tres juntas.

En el comienzo descubrimos a los personajes que forman parte de la escuela Lafond. Maud vive de una forma modesta, incluso pasa hambre, pero lucha por convertirse en una buena pintora, un deseo que ha tenido desde que tiene uso de razón. Tanya emplea el aprendizaje para evitar elegir marido y vivir de una forma independiente aunque tendrá que vivir bajo la tutela de sus tías y evitará que su padre la case con quien no quiere. Yvette es una modelo experimentada y este trabajo le ha permitido salir de una vida muy humilde en un barrio peligroso.

Maud será acusada de robo y esto le puede costar la vida. Las tres mujeres tomarán la determinación de demostrar la falsedad de la acusación. No lo tendrán fácil por la poca consideración que se les tenía a las mujeres por lo que su credibilidad quedaba bastante mermada. A partir de este momento la narración irá aumentando en intensidad con una acción ágil y una intriga en crecimiento hasta convertirse en una historia trepidante casi al final del relato, volviendo a serenarse en el final. Un final que se adivina pero que no por eso desmerece el resto de la historia, queda como broche perfecto a lo contado anteriormente.

El argumento de esta novela me ha gustado pero me han gustado más sus personajes, me parecen muy bien construidos. Maud, Yvette y Tanya, los principales, son unas mujeres fuertes y resueltas, que saben sufrir y sobreponerse a las dificultades y aunque vienen de países, culturas y posición social muy diferentes, sus personalidades armonizan de inmediato para enfrentarse a una sociedad que no se lo pone fácil por el hecho de ser mujer, mostrándose una solidaridad entre ellas que les servirá, a cada una, para defenderse de sus propias opresiones; se hacen querer al instante. Los secundarios también están muy bien desarrollados y empatizamos con ellos de inmediato, aunque en ocasiones sea para mal. Las “titas” de Tanya tan entrañables, Christian y Sylvie Morel, los jefes de Maud tan extraños, el novio concertado de Tanya tan superior, la bondadosa señorita Harris o los hermanos Stein que coleccionan los cuadros más vanguardistas del momento. Y todos ellos moviéndose en el París de la Belle Époque, desde el ambiente más rico y chic hasta el más miserable, creando un paisaje delicioso.

Todo esto Imogen lo ha conseguido con una prosa cuidada, sencilla y de lectura pausada, con la que ha sabido dar emoción e intensidad en los momentos adecuados y transmitirnos imágenes y emociones durante toda la narración. Creo que le ha faltado un lenguaje algo más acorde con la época en la que se desarrollan los hechos pero se puede perdonar a cambio de la historia que nos cuenta y de los personajes que nos trae.

Una novela que, de mantener el mismo tono, no me hubiera importado que tuviera el doble de páginas. Ha sido una lectura a la que no le he dado tregua y se me ha hecho corta.

 Enzo