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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Reseña Los últimos días, Raymond Queneau

Título: Los últimos días
Autor: Raymond Queneau
ISBN: 978-84-94108-709
Editorial: Gallo Nero
Género: Narrativa
Páginas: 280
Precio: 19,00 €

«Así vivía esa vida mediocre, persuadido de que dicho instante llegaría; y cuando tomaba conciencia de esta esperanza, se insultaba por aquel repugnante optimismo, pues el pesimismo le parecía, después de todo, la única concepción aceptable de la vida y la única acorde con la realidad. Él profesaba la fe del pesimismo.»

En el París del Barrio Latino, la Sorbona y los cafés, jóvenes y mayores creen burlar el paso del tiempo conversando de filosofía y literatura. Y justamente el tiempo es el verdadero protagonista de esta novela, entendido no solo como un retorno cíclico y alterno de las estaciones, sino también como el único e ineludible medio con el que el hombre se entrega a la vejez y la muerte.

Los últimos días es una obra de construcción perfecta, en la cual desfilan las historias de algunos parisinos que se cruzan sin una finalidad aparente: los estudiantes con sus esperanzas, los ancianos que frecuentan el café Soufflet, el poeta-filósofo Tuquedenne y sus amigos, y Alfred, el camarero futurólogo entregado a la estadística y a la lectura de las revoluciones planetarias.

Reseña

En el Barrio Latino del París de los primeros años veinte, dos grupos dispares de personas se encuentran en el café Soufflet. Por un lado tres jóvenes procedentes del El Havre que vienen a estudiar filosofía en la Sorbona; Tuquedenne, hombre virgen, tímido y amante de las vanguardias; Hublin, hombre obsesionado por el espiritismo y amante de los viajes de aventuras y Rohel, vividor, enamoradizo e interesado por la hija de Brennuire, editor de arte y componente del otro grupo. Componen el segundo grupo Tolut, profesor de geografía obsesionado con haber estafado a sus alumnos por no haber viajado nunca; Brennuire, editor de arte, amigo de la vanguardia artística y hombre amable y confiado; Brabbant, pícaro y estafador de poca monta. Alfred, camarero del café Soufflet, lugar en donde coinciden todos estos personajes, los observa, escucha sus ideas y diatribas como un buen confesor e incluso les ofrece ayuda adivinatoria del futuro por medio de la interpretación de los planetas, manteniéndose al margen de los dos grupos, como mero espectador, la relación que mantiene con estos es tangencial, ocasional.

Entre estos personajes se genera una estructura subterránea en la que se entrelazan las vidas de todos los protagonistas, influyéndose y condicionándose unos a otros. Los protagonistas son tiernos y frágiles, independientemente de sus apariencias y se mueven en una trama invisible que los hace vulnerables. Aparecen y desaparecen. A veces coinciden o se cruzan, conversan entre sí, hablan unos de otros e incluso alguno muere y este hecho también influirá mucho en dicha trama.

Es una novela de personas, en la que destaca la personalidad de Alfred con su forma de pensar tan peculiar, desgranando sus pensamientos y teorías; me ha parecido asombroso por su sencillez y a la vez por su profundidad. Al final llega a una conclusión que servirá de epílogo, en la que asocia el repetido e incesante flujo de clientes con el inexorable y continuo paso de las estaciones del año y que nos sirve como metáfora sobre las personas que pasan por nuestras vidas. Todo esto lo hace de una forma sencilla y una prosa espléndida.

Otro personaje (persona) que me ha parecido muy importante es Tolut, el profesor de geografía que se reencuentra con sus antiguos alumnos, un personaje íntegro; una personalidad de una ética irreprochable y una sensibilidad que acabará hiriéndole el alma, un personaje que me ha impactado.

Aquí dejo algunos diálogos que me han gustado especialmente y que dan idea de la prosa que nos encontramos en esta novela:

“Octubre termina sin avisar como un hermoso cuerpo de sirena termina en cola de pescado.”

“-La muerte también es un viaje, señor mío.
-Sí, pero esa geografía no se enseña.
-Claro que sí, señor ¿No es eso lo que hacen los curas?
- Su idea es divertida. ¿De dónde la ha sacado?
- No sé. Me pasa cuando reflexiono.”

“Mira, todo esto es como una viñeta que vi el otro día en una revista ilustrada de humor y que representa a un individuo que cae desde el sexto piso. Cuando pasa por delante del vecino del tercero, le dice: “Bueno, por ahora tampoco va tan mal”. Ya me entiendes. Todo el mundo tiene una acera que le está esperando en la planta baja.” Comenta Alfred.

El texto es de una sencillez muy gratificante, para una lectura pausada, tranquila e incluso divertida. Una novela que he leído en dos tardes con mucha pena de que llegara a su fin. Una narración con descripciones no muy detalladas pero que consiguen que imaginemos el Barrio Latino de París, sin ninguna dificultad. Un libro que me ha resultado delicioso y que se me ha quedado grabado, lo paladeo y disfruto todavía, después de los días que han pasado desde que terminé su lectura.

Esta es la primera novela que leo de Queneau y estoy seguro de que no será la última.

Novela destinada al reto Autores de la A a la Z.



 Enzo desde Libderty Café