Título: Oigo sirenas en la calle
Autor: Adrian McKinty
Traducción: F. G. Corugedo
ISBN: 978-84-206-8381-2
Editorial: Alianza Negra
Género: Novela negra
Páginas: 462
Precio: 19,50 €
Cuando Sean Duffy investiga un crimen, lo arriesga todo. Incluso la vida.Irlanda del Norte, años ochenta. Un torso humano aparece en una maleta abandonada. Ha estado congelado, lo que impide saber con precisión cuándo murió la víctima. Un tatuaje incompleto y una vieja cicatriz de metralla son lo único que lo pueden identificar. Se hace cargo del caso Sean Duffy que no pasa por su mejor momento: aún no se ha recuperado de las consecuencias de su anterior investigación y al mismo tiempo su relación sentimental hace aguas. La víctima murió envenenada, no es el método que emplean los paramilitares, ni del IRA ni los unionistas. El veneno es casero y procede de una planta tropical desconocida en Irlanda. Parece el crimen perfecto, pero Duffy sabe que eso nunca pasa. Todo va a cambiar cuando descubre unas señas en la maleta: las de un oficial de las fuerzas de seguridad recientemente asesinado.Sean Duffy, de quien todo el mundo desconfía –los católicos por ser policía, los protestantes por ser católico-, se empeña en resolver el caso pese a la opinión de sus jefes. Recorre las tensas calles de Belfast y parajes poco amigables de la campiña irlandesa en busca de pistas, sin saber que se está enredando en una peligrosa trama, con ramificaciones en Estados Unidos, que pondrá en peligro no sólo su carrera policial, sino su propia vida.
Reseña
El inspector Sean Duffy y el dectective McCrabban se dirigen a una nave industrial, les han avisado porque se ha encontrado un rastro de sangre. Ya en la nave se ponen con la investigación del rastro de sangre que les lleva hasta una maleta donde encuentran el tronco de un hombre.
Duffy comienza la investigación y después de algunas pesquisas descubre que el muerto es William O’Rourke, un estadounidense que trabaja para los servicios secretos del Tesoro. Cuanto más avanza en el esclarecimiento del caso más trabas se va encontrando, desde el inspector jefe Brennan, su superior directo, hasta el cónsul de los Estados Unidos en Irlanda del Norte le ordenan que deje el caso.
Como es natural Sean Duffy hace caso omiso de las ordenes de sus superiores y de una forma disimulada continúa con la tarea de descubrir al asesino de O’Rourke. El empeño que tiene llega tan lejos como para viajar con su dinero y en sus vacaciones a Estados Unidos para esclarecer las pistas que le llevan hasta allí. De Estados Unidos vuelve muy perjudicado, después de pasar por el hospital, y avisado para que deje definitivamente el caso. Hay intereses políticos y económicos tanto en Irlanda del Norte como al otro lado del Atlántico para que no se remueva la muerte de O’Rourke.
La investigación avanza lentamente por los obstáculos que se encuentran Duffy y McCrabban y porque tienen que compartir el tiempo con trabajos de antiterrorismo y antidisturbios. La acción se desarrolla en el año 1982, unas fechas en las que el terrorismo del IRA en Irlanda del Norte era muy virulento, consideraban que vivían en una guerra civil entre católicos independentistas y protestantes unionistas.
Adrian McKinty emplea en esta novela el mismo estilo de narración que en su anterior libro, Cold cold ground. Un estilo sencillo y ágil de leer que recrea un ambiente asfixiante. La gente vive entre una extrema violencia y lo peor es que ya tienen la conciencia endurecida y las esperanzas de paz perdidas. En medio de este ambiente la investigación va dando sus frutos poco a poco y con giros que nos engancharán a la lectura por lo sorprendentes que son. En esta ocasión me ha parecido más importante y se me ha quedado más en la memoria la realidad social con sus implicaciones políticas y económicas que la muerte de O’Rourke. Me ha parecido especialmente inquietante la trama económica que nos plantea McKinty, no importa cómo lo que importa es tener a la gente callada, sin protestar.
El personaje de Sean Duffy, el mismo que en su anterior libro, resulta especialmente dramático por ser católico irlandés y policía que lucha contra el terrorismo del IRA, aunque no deja pasar los crímenes de los unionistas. El resto de personajes están descritos de una forma más somera, casi como simples acompañantes de Duffy, que es el que soporta lo grueso del argumento.
Una lectura apasionante que nos abre los ojos a lo que fue una época terrible en Irlanda del Norte y lo peor es que no sirvió para nada tanto sufrimiento.




